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miércoles, 2 de febrero de 2011

Frío,solo frío.

Allí estaba.
Su cuerpo inmóvil yacía junto a la fuente.
Corrí hacia él con la esperanza de que no fuese demasiado tarde.
Su piel era pálida y su tacto frío,casi helado,sus labios morados y se distinguian numerosos cardenales por su cuerpo,pues no llevaba ropa.
Un grito desesperado grito se apoderó de mi garganta...No podía llegar tarde,no podía ser tarde.
-Sam..porfavor Sam..
Su cuerpo no se movió.
-Sam,¡Dios mío!Sam...-Le lloré.
Y su cuerpo seguía allí,tirado como un muñeco roto,inmóvil.
Me quité la chaqueta con toda la rapidez posible,e intenté tapar su cuerpo con ella.
El miedo me invadía más y más a medida que lo observaba mejor.Todo estaba oscuro pero aún así se divisaba a la perfección la sangre alrededor de su cabeza y las marcas en su cuello.
Y por primera ven en mi vida había llegado tarde.
Demasiado tarde.
Mis labios se aparcaron con suavidad sobre los de Sam.
Frío,solo frío.No se movió.
Allí estaba.Su cuerpo sin vida.
Sam estaba muerto.
 "¿Quien la ayudaria ahora?,¿Quién la amaría ahora?,¿Quien la trataria con suma ternura?
¿Qué haria ella ahora?
Nada.
Porque Sam era su vida y él ya no estaba,y no volvería jamás.
Y entonces, solo entonces se dio cuenta de que ella también estaba muerta"
Las sirenas de los coches patrulla sonaban atronadoras a medida que se acercaban a la plaza.
Corrí.Corrí hacia las callejuelas oscuras para ocultarme.
Dejando atrás a Sam.
 Y dejando atrás mi vida.

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